ESTER DENTICE -  ANDANTES


En las esculturas de Ester Dentice las formas se desarrollan libremente, como si fueran elementos de la naturaleza en expansión. Ella crea esculturas “orgánicas” que aluden a la naturaleza como potencialidad que produce formas al desarrollarse.
Al interpretar la morfología de la naturaleza en sus aspectos más impalpables y vitales - con una dinámica interior que parece querer captar el soplo de la vida- retoma el concepto de natura naturans como fuerza creativa que crea naturaleza, diferente del concepto más específico de natura naturata, donde esa fuerza toma cuerpo, por ejemplo, en la figura reconocible de una planta o de una flor.


La riqueza formal de los trabajos de Dentice es, al mismo tiempo, riqueza emocional ligada a una suerte de sensiblidad neobarroca, caracterizada por la búsqueda de emociones, drama y grandeza.
La profusión emocional y el caudal sensual -manifestado en planos metálicos que se cortan y se doblan una y otra vez- revelan asimismo una inclinación por la estrategia barroca del pliegue. Y así, nos sorprende con planos que se despliegan y repliegan; algunos luminosos y otros opacos, de acuerdo con la incidencia móvil de la luz.


Una dialéctica tensa y vibrante apela a un ojo dinámico, a nuestras percepciones conscientes o inconscientes que cambian el modo de acercarnos a los objetos y revelan la relatividad de un punto de vista privilegiado. 
A través del gesto ágil, Dentice apela al mundo límpido de las armonías que concilian opuestos. Hay poesía en esta conciliación de las diferencias, materializadas en instalaciones “coreográficas” o “teatrales”, que dejan traslucir que, junto a la naturaleza, lo humano ocupa un lugar central en el universo de Dentice. No es casual su interés permanente por la danza o por el teatro como lugar en el que el mundo se muestra en su más alto grado de visibilidad.  Es lo que se pone de relieve en la teatralidad de Andantes o en los movimientos armoniosos de la serie Coreografías del andante.

Elena Oliveras