Ruth Patricia García domina una remarcable figuración puesta al servicio de intensos universos subjetivos.

La paleta en colores pasteles refleja sugestiones poéticas perdidas en el diáfano y romántico gesto.

Una tenue e intermitente difumación juega con las sombras a indeterminar la nitidez de toda materia; presencia devenida ausencia y luego ensoñación.

En este espacio resplandeciente su aura sugiere una energía lánguida que suaviza y distiende el poder superlativo de la emotividad, una hipérbole de significaciones ocultas manifestándose al unísono como una revelación preciosa.

Ana Piasek